Mejoras en el equipo para este recorrido:
- Bomba de Aire y parches (Ludwik)
- Guantes
- Mochila de hidratación (Sergini)
La noche de box del dia anterior no tuvo mayores repercuciones en la condición física, el problema fue la levantada, habíamos quedado de salir de la casa de Ludwik a las 7:30, pero por algunas complicaciones técnicas llegué a su casa a las 8. Ludwik por su parte, me llamo a las 7:30 pero no contesté, entonces supuso que me había quedado dormido y se fue a dormir. Entonces cuando llegue a su casa todavía no estaba preparado y nos tardamos un rato mas en salir.
Al final salimos a las 8:40 de su casa con rumbo al Cerro del Picacho, solo que habíamos planeado ir primero a la tomatina, esta era la primera vez que ibamos a la tomatina y por lo que habíamos visto en el mapa no había elevaciones muy pronunciadas, así que nos vendría muy bien para agarrar condición. Dejamos la "descarapelada" (chevy pick-up de Ludwik) enfrente del picacho y nos adentramos en el pueblito de la tomatina para salir de él con rumbo a la presa General Abelardo Rodriguez, aqui el recorrido:
Intentamos subir por un camino que había al final de una calle pero se veía que desaparecía 20 metros adelante, asi que decidimos corregir el camino rumbo al este y encontrar la terracería que va hacía la cortina de la presa. Una vez en la terracería hay una subida no muy prounciada pero algo extensa para nuestra condición, una vez logrado el ascenso nos esperaba una bajada de alrededor de kilometro y medio con rumbo a la presa, fue una bajada fácil pero engañosa ya que en algunas partes del camino hay que reducir la velocidad ya que hay tierra muy suelta. La bajada termina en la presa en la que por cierto hay mucha basura.
Aprovecho este espacio para pedirle amablemente a la gente que porfavor no sea marrana y que cuando vaya de dia de campo junte la basura que genere y la tire en un contenedor de basura.
Despues de ver el paisaje lleno de basura era hora de decidir por donde le ibamos a seguir y por alguna extraña razón decidimos seguir un camino que supusimos iba a dar a la carretera, el resultado: un ascenso con un grado de dificultad mas difícil que por donde habíamos llegado, ya que estaba mas pronunciado y lleno de rocas suelta combinadas con partes de tierra suelta, lo que hacia que las bicicletas se derraparan. Al final llegamos a la tierra de la caaa..labaza, un lugar lleno de excremento de vaca y por supuesto, vacas.
Pasamos el establo y cuando salimos a la carretera nos dimos cuenta que estabamos en propiedad privada ya que al final del camino había una puerta. Salimos y nos dirigimos del otro lado de la carretera con intención de llegar al cerro del picacho, al final no pudimos hacerlo debido a varias complicaciones:
- Cuando tomamos el primer camino rumbo al cerro nos detuvieron los chiflidos de unas personas, cuando volteamos a verlas nos gritaron que el camino estaba cerrado, así que me dirigí hacia estas personas, cuando pregunte que si podía llegar por ese camino al cerro del picacho y me dijeron que si, pero que habia toros bravos y aparte había que pasar por arroyos, total no nos arriesgamos y seguimos buscando otro camino.
- Encontramos otro camino que prometía mas que el anterior, pasamos otra puerta y pedaleamos 500 metros para enontrarnos con toros, teníamos que regresar.
- Llegamos al camino principal que da al picacho, por donde entra todo mundo, era hora de seguir pero Ludwik descubrio que su llanta delantera se había ponchado, y aunque traía parches y bomba ya se le hizo mucho desmadre repararla. Por lo que nuestra aventura terminó en el puesto de frutas de la entrada del picacho.
Resumen:
- 8 miserables kilometros recorridos
- 2 Subidas que pusieron a prueba nuestra condición
- 1 Llanta ponchada de Ludwik (marcador global Sergini 1 - Ludwik 9)
Enseñanzas:
- Lo barato sale caro, al descubrir que el desgaste de los guantes que compramos es bastante notable en la primer usada
- Hay que descansar bien la noche anterior para no hacer difícil la levantada
- Tenemos que planear con anticipación los recorridos y asi evitar los tiempos perdidos que lleva la exploración de nuevas rutas
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